pensamientosEntre medidas preventivas, censuras, prejuicios, costumbres, culturas y miedos; recorren angostos senderos cientos de pensamientos heridos. Se inmiscuyen en los entresijos de mi cerebro, trenzando con finas hebras de neuronas ideas brillantes e ideas aterrantes.

La alquimia del pensador me permite conclusiones nuevas; inexpugnables para los que no urdieron en mi telar. Las conclusiones se convierten en nueva simiente que queda sembrada y ansiosa creciendo una vez más en ocultos rincones de mi cerebro.

En la cuna de una idea vana se entromete una inocente duda y aparece un pensamiento que me retuerce los sesos buscando su sitio en la vida, su sentido honesto de ser.

Pensamientos quebraderos de cabeza trascendentes, relevantes, inolvidables, sin opción de no haberlos pensado nunca, apuntando al intelecto a bocajarro, definiendo el ser, el sentir y el comprender.

Acaso los pensamientos que se engendran, se descubren, se inventan, se adquieren, se beben, aparecen de la nada, que se escuchan, se sienten, se integran, se escrutan, se comparan, se prueban, se comparten, se asimilan, se viven, se trasmiten… Acaso ¿no es eso y sólo eso la vida?

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