Miguel e Iván, víctimas del hostigamiento al que sus compañeros de clase les tenían sometidos, deciden aislarse en la buhardilla del colegio a disfrutar de sus nuevos amigos, los libros.
Leen y comparten realidad y ficción, recreando otro mundo, imaginan con dispendio hasta el más minúsculo detalle en batallas, paisajes y personajes que surgen de aquellas páginas de aventuras.
“Martín en una maleta” -¿Te acuerdas de ese libro? cuando el padre de Martín, en la calurosa habitación del hotel lee “Aventuras en Quito”
-Claro, donde el misterioso viejo poeta narró una parte de “La profundidad de un cuento“
De jóvenes trata esta incómoda historia
uno Miguel, otro Iván
que desoyendo a la moda dan sentido a la amistad
Uno sufre paraplejia, me parece que era Iván.
Miguel conduce la silla como si él fuera normal,
aunque revela su tara la forma de caminar.
Se pasan la vida hablando de lo que van a encontrar
al compartir las historias de esos libros del desván.
En el cole les rechazan porque no hablan de fumar
porque no les gusta el futbol; a ellos les gusta pensar.
Ambos viven como sienten y no como “mola” más.