Medimos el tiempo que pasa desde que nacimos, el tiempo que falta para morir, contamos y celebramos el cambio de año, los años que llevamos juntos, la antigüedad en la empresa… Dedicamos gran parte del pensamiento a imaginar el futuro con los datos y vivencias del pasado.
Parecemos ofuscados coleccionistas de tiempos vividos, de experiencias marchitas, de recuerdos, de triunfos engrandecidos, de batallas jugadas ganadas y perdidas, obsesionados por conseguir nuevas metas, más experiencias, más conmemoraciones y olvidamos que, el tiempo no existe; el que pasó ya no está y el futuro es inalcanzable. Lo que sí hacemos, en consecuencia, es perdernos el instante, el único momento real que tiene la vida, ahora. Por culpa del tiempo, de medir el tiempo, dejamos de vivir el presente.
Espero que en algún momento del año que empiezas aprendas a olvidarte del tiempo