Todos podemos encontrar en nuestras casas bolígrafos de hoteles, cerillas de restaurantes o calendarios de la farmacia más cercana… ¿podríamos decir, entonces, que estos artículos que nos regalan las empresas como herramienta de publicidad empiezan a ser comunes? El regalo tiene un gran peso dentro de la promoción publicitaria, y está demostrado que es una forma útil de que el cliente recuerde, de la manera más frecuente posible, el nombre de nuestra empresa. Sin embargo, ante la saturación en el uso del obsequio publicitario, es importante realizar una buena utilización del mismo. Para ello, debe formar parte de una campaña de comunicación en la que estén claramente definidos los objetivos y que el regalo, además de ser original, forme parte conceptual de la estructura publicitaria.

¿Cuál es el mensaje, la idea que queremos transmitir? ¿Qué impacto queremos que tenga el obsequio elegido en el tiempo? ¿Buscamos algo clásico o será más apropiado un enfoque original? No hay un tipo de regalo que siempre funcione, porque tampoco a todas las personas nos gustan las mismas cosas. Cada promoción debe encontrar su producto ideal, y para ello el asesoramiento de una agencia de comunicación será clave.

Los empresarios no debemos plantear de la misma manera la creación de un regalo publicitario que quiera tener como objetivo impactar y captar la atención de nuestro público objetivo, a otro que busque fidelizar a los clientes con los que ya contamos. Si queremos que forme parte de una campaña de relaciones públicas o sencillamente que funcione a modo de recordatorio. Tampoco lo enfocaríamos igual si nos gustara añadir prestigio a la marca o si, por el contrario, pretendemos que sea un incentivo. Serán estos objetivos los que tendremos que tener claros para poder marcar una estrategia coherente y que nos reporte beneficios.

Si bien es cierto que pocas empresas ofrecen un paquete de servicios plenos que integren el asesoramiento de técnicos de comunicación con el suministro y grabado de artículos en sus propios talleres, debemos buscarlas. A menudo encontraremos entidades que perseguirán la venta y el beneficio del regalo publicitario. Sin embargo, creemos que es importante que el empresario sepa lo que busca o pida ayuda para saberlo, obteniendo así un servicio de calidad y, lo más importante, hacer del presupuesto para el obsequio publicitario una inversión y nunca un gasto.

El eje, en definitiva, que el empresario debe tener en mente es que se trata de utilizar en cada momento y circunstancia el regalo más adecuado con el presupuesto establecido. Solamente son necesarias cosas como profesionalidad, trabajo, sentido común, conocimientos de lo que es la publicidad a través del objeto, conocer el mercado y estar al corriente de las novedades. Evitemos el regalar por regalar y no perdamos una oportunidad tan buena para acercarnos a nuestros usuarios. Si no iríamos a una cena de gala en bermudas ni a una comida entre amigos de etiqueta, ¿por qué no aprender a elegir la mejor imagen con la que dirigirnos a nuestros clientes?

José Ignacio Mena

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